sábado, 30 de noviembre de 2013

CAPITULO 2, 3, 4, 5

CAPITULO DOS

 

 CAPITULO DOS
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 

CUENTA LALI:

Me miré al espejo de manera crítica, pero me gustó lo que veía. Llevaba un shortcito muy corto, que casi dejaba ver mis nalgas, y una remera blanca escotada muy ajustada. Me encantaba vestir de manera provocativa y llevarme las miradas de todos mientras caminaba por la calle, o dejar que me apoyaran sin querer, y hacerme la desentendida. No, no soy histérica ni calientapavas. Sencillamente soy así, me gusta provocar, y que me provoquen, y me encanta el sexo. Me calienta hacerme desear, y saber que me desean. Tuve mi primera vez a las 14, solo para conseguir que un chico de 17 me diera bola. Y la pasé tan bien, que desde ahí no paré.
Euge, mi mejor amiga, es la única que me entiende, porque le pasaba lo mismo hasta hace unos meses, que conoció a un tal Nico y dice estar enamorada. Yo no estoy segura.
Sin embargo, esa tarde iba a conocer a ese tal Nico. Euge me había comentado que tenía que dar un exámen de Biología, que era la carrera que yo estudiaba, asi que él había quedado en venir a casa para que lo ayudara con algunos temas.
Eran cerca de las 18hs cuando sonó el timbre de casa. Me recogí el cabello, que me molestaba debido al calor, y abrí la puerta. Creo que me quedé tildada un momento, antes de saludar.
- Ho, hola, ¿Cómo estas? Vos debés ser Nico, ¿no?
Él asintió. Era un rubio infernal. Tenia rulitos y el cabello un poco largo, y un cuerpo de primera. "Es el novio de Euge" me repetí incansablemente, aunque la temperatura no me bajaba.
Él también me miraba un poco tildado.
- Gracias por ofrecerte a ayudarme con esto, che... dijo mientras nos sentabamos en la mesa. Dije alguna tonteria como "No es molestia" y empezamos a revisar los temas, mientras intentaba explicarle lo que no entendía. Él hacía sonristas nerviosas, que solo hacían que me gustara mas, porque le costaba entender, pero yo le daba ejercicios para que practicara y lo fue memorizando.
Lo cierto es que aunque fuera el novio de Euge no podía evitar mis intentos de provocarlo. Estaba tan acostumbrada a hacer eso con los hombres que ni siquiera me sentía culpable. Mientras hacía los ejercicios, me apoyaba sobre la mesa para explicarselos, dejando mi escote a su vista, mientras él trataba de apartar la vista y concentrarse en los ejercicios.
- ¿Querés tomar algo?- pregunté con una sonrisa, levantandome de la silla.- ¿Un café? ¿un te? ¿alguna bebida?...
- Un café esta bien- aceptó.
Caminé a la cocina notando que me seguía con la mirada.

CUENTA NICO:

¡Por Dios! Lo que era esta minita. La verdad es que no se como hice para hacer bien los ejercicios con tremenda perra de compañía. Si no me estaba tirando los galgos, me hago monje. Era extraño, porque una parte mía me exigía recordar a Euge y mis intentos de dejar de ser tan mujeriego, pero la otra creía que el hecho de que fuera la mejor amiga de mi novia solo hacía todo más excitante, y se la quería coger ya mismo arriba de la mesa.
Desde la silla podía ver que prendía la hornalla y ponía el agua a calentar. Después se acercó a la alacena tratando de alcanzar un tarro que estaba en la cima. Sonreí al ver que hacía puntitas de pie, sin llegar. Me paré servicialmente, acercándome.
Ella se estiraba, apoyada sobre la mesada, y yo no podía dejar de mirarla. Su colita era preciosa, y se estaba ofreciendo sin obstáculos delante mio.
- ¿Qué queres agarrar?- pregunté, mirando la alacena.
- El azucar...- dijo forzozamente, sin llegar.
- Dejame ayudarte...- dije tranquilamente. Apoyé mi mano en la mesada, para que no pudiera moverse, y me acerqué, apoyando suavemente mi pija en su cola, como por casualidad. Noté que se movía algo confundida, tal vez, por mi atrevimiento, y mi mano se juntó con la suya arriba de la alacena. De repente, nos habíamos olvidado del azucar.
Yo no quería moverme para no dejar de sentir esa colita en mi pija, que se agradaba bajo mis pantalones. Al ver que no se resistía, me apoyé un poco mas desacaradamente, mientras ella soltaba un suspiro y hacía puntitas de pie, para que la apoyara mejor. Solo podíamos escuchar nuestros latidos acelerados y nuestra respiración agitada por la calentura que los provocaba la situación.
Cuando ya no podíamos más, ella se dio vuelta, sin moverse, logrando que ahora sus lolas quedaran sobre mi pecho. Me miraba con picardía.
- ¿Querés un poquito de agua?- me dijo seductoramente.
La miré sin entender mientras ella apagaba la hornalla y tomaba un vaso de agua que estaba sobre la mesada y lo ponía delante mio. Luego, para mi sorpresa, lo volcó sobre su remera, logrando que sus pezones quedaran marcados y duritos bajo la remera blanca. Al parecer, no llevaba sostén.
- Ups, se me cayó- exclamó mordiendose el labio. Ahí no aguante mas.
La tomé de la cintura y la senté en la mesada, mientras empezaba a besar sus tetas por encima de la remera.  Ella me rodeo con sus piernas, logrando que quedaramos mas cerca. Mi lengua recorría todos sus pezones, que estaban demasiado duritos y erectos, mientras mis manos los pellizcaban. Mientras tanto, ella me sacaba la remera.
- ¡Que bueno que estas, rubio! Te tenía ganas desde que entraste...- dijo antes de besarme. Era increible la morocha. Me rodeo con sus brazos, mientras nuestras lenguas se encontraban dentro de nuestras bocas. Mientras me besaba, se colgó encima mio, sosteniendo sus piernas en mi cintura y con sus manos en mi cuello. La seguí besando hasta llevarla al comedor. Con una mano corrí los libros y el cuaderno, y la senté ahi.
- Sos una perra, morocha... yo también te quiero coger desde que llegué...
Se sacó la remera de una, dejando sus pechos húmedos al aire, y se recostó en la mesa, con las piernas abiertas, acariciandose las tetas.
- Sacame el shortcito, rubio- me pidió, sin dejar de tocarse.- ¿Me querés coger? ¡Dale! Metemela bien adentro, haceme tuya, divino...
- Que puta que sos, morocha! me encantas!- exclamé, sacandole el short y la ropa interior. Ella se acostó completamente en la mesa, mientras yo deleitaba mi vista con el cuerpo de esa mina. Estaba para darle 25hs al día. Era increible.
- Soy toda tuya...- dijo mirandome con seducción.- Aca me tenes, rubio... ¿que queres hacerme?
Recorrí la mesa besando todo su cuerpo. Primero fui hasta donde tenía apoyada su cabeza y me incliné sobre ella para besar y chupar sus pechos, mientras ella aprovechaba para desabrochar mis pantalones. Me los saqué y seguí, besando su pancita hasta llegar a su conchita, completamente depilada y mojada. Abrí sus piernas hundí mi cabeza en ella. Dejé que mi lengua llegara al fondo, mientras ella gritaba como una loca. Definitivamente sabía como calentar tipos.
- Ahhhhhhhhhhhh, que rica tu lenguita, rubio. ¡Metemela mas adentro! ¡CHUPAMELAAAA!!!
Seguí cojiendola con mi lengua dentro de su concha, que cada vez estaba mas mojada, mordiendo sus labios vaginales, mientras le colaba dos deditos. Era tan putita que la tenía bien abierta, asi que llegué a meterle cuatro dedos, adentro y afuera, mientras ella no dejaba de gritar.
- Ahhhhhhhh Dios, me encantaaa, seguiiiiiiiii
Me miró llena de placer, se sentó en la mesa y me bajó los boxer de una. Mi pija salió completamente parada y ella sonrió. Se agachó sin dejar de mirarme mientras yo tomaba su cabello recogido y le metía mi pija dentro de la boca. Ella la chupaba como una maestra. Dios, se notaba que tenía experiencia. Fue la mejor chupada de mi vida. Primero pasaba la lenguita por la punta, pajeandome con la mano, y desp se la metia hasta la garganta, cada vez más rápido. Cuando estaba a punto de acabar volvió a sentarse en la mesa, apoyando sus pies a cada lado, y con su conchita bien abierta adelante mio. Apoyó los brazos en la mesa.
- Cojeme, rubio. Quiero sentir tu pija bien adentro.
No la hice esperar y se la metí de una. Aproveché las embestidas para seguir chupando sus tetas, que se movían arriba y abajo delante de mis ojos. Ella seguía gritando, hasta que se acercó para besarme y volvió a colgarse en mi cuello, alejandome de la mesa y saltando sobre mi, todavía con mi pija en su interior. La acerqué a una pared, acorralandola sobre la espalda, para seguir cogiendola. Era tremenda la morocha.

CUENTA LALI:

Dios, este rubio era el paraiso. Tenía mis manos y mi espalda en la pared mientras Nico seguía poniendomela. Tenía una pija enorme y la tenía toda adentro mio ¡que exitación!
- Voy a acabar morocha- dijo aflojando los movimientos, pero yo me aferré mas a su cuello, sin parar el ritmo.
- La quiero adentro- logré decir.- Quiero toda tu lechita adentro mio...
- Pero...- parecia confundido.- No nos estamos cuidando...
Hundí su cabeza entre mis pechos, ahogando su voz, mientras sentía que llegaba al clímax.
- AhhhhhhhhhhhhhH!!!! PREÑAME, RUBIO!!!!!!!! no me importaaaaa nadaaaa- grité, mientras él aceleraba por ultima vez antes de que llegaramos a un orgasmo simultáneo.
- Lo que sos, morocha!!! - exclamó con el poco aire que le quedaba mientras nos dejabamos caer en el suelo, agotados.- Una maestra....
- ¿De biología, no?- sonreí.
- Si- me guiñó un ojo.- la mejor.

CAPITULO TRES

 

 CAPITULO TRES 
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 


CUENTA PETER:

Me desperté con ganas de seguir durmiendo. La noche anterior Nico había venido a casa a contarme sobre una minita a la que se había cojido y estuvimos hasta tarde boludeando. Terrible lo que me contó mi amigo. Se había movido a la mejor amiga de su novia, alta perra, porque no le importó nada. Y encima habian quedado en repetirlo. Le rogué que me la presentara algún día y me dijo que no iba a faltar oportunidad.
Desayuné lo que encontré en la heladera y me fui a laburar. Por suerte ese día prometia ser tranqui, y despues iba a ver a mi amigo Pablito, para conocer a su nueva novia y tomar unos mates.
Salí a las 16hs de trabajar, me subí al auto y agarré la autopista para ir a lo de Pablo. Unos 15 minutos despues estaba en la puerta del depto. Golpeé un par de veces, ya que el timbre no funcionaba, y nadie respondió. Supuse que todavia no había llegado, y me dispuse a esperarlo en la puerta, hasta que recordé que tenía un juego de llaves que se había olvidado la última vez en la oficina. Lo busqué y abrí la puerta.
Pasé por el living, y llegando al pasillo escuché unos ruidos. Primero me asusté, pensando que eran ladrones o algo asi, pero presté mas atención y era una minita, definitivamente. Sonreí con picardía y me acerqué a la habitación. La puerta estaba entreabierta.
Pablo estaba recostado en la cama, desnudo, y una rubia daba saltos encima suyo, gritando como una puta.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, si si, mas adentro, ahhhhhhhh como me gusta que me cojas, mi vida.- decía la rubia.
Mi amigo aprovechaba para pellizcarle los pezones, y ella se agachaba para besarlo, mientras seguía saltando desesperadamente sobre él. No pude evitar calentarme viendo la escena. Sin darme cuenta mis manos fueron hasta mi entrepierna, y unos minutos después estaba con la pija afuera, completamente parada, pajeandome con la vista fija en la cama.
La rubia se dio vuelta, y se puso en cuatro, para que mi amigo se la pusiera por atrás. Él se la metió de una y ella siguió gritando mientras él le daba nalgadas.
- ¿Te gusta puta?
- AHHHhhhhhhhhhh siiii pablitoooo, metemela!! mi culito es todo tuyo! daleee mi vida!!! mas fuerte!!
Estaba tan compenetrado en la escena, y tan caliente, que no podía moverme, y ella no tardó en verme. Me dio algo de pudor verme descubierto, despues de todo eran mi amigo y su novia, pero vi un destello de picardía en su mirada.
Yo estaba al palo y seguí pajeandome, mientras veía que ella le decía algo a Pablo en el oído, y él me miraba, antes de responderle. Unos minutos más tarde, la rubia se acercó a mi. Tenía unas tetas envidiables, y una conchita depilada, completamente mojada.
- ¿Necesitas ayuda?- dijo con una sonrisa.
Yo no pude responder. Ella se agachó y puso sus manos sobre las mias, que estaban en mi pija, acompañando mis movimientos.
- Ahhhhhhhhhhhh- suspiré, mientras ella seguía pajeandome.
- ¿Te gustó lo que viste?- dijo mientras aumentaba el ritmo de sus manos.- ¿Estabas disfrutando, lindo?
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Ella sonrió satisfecha. Se agachó un poco mas y pasó la punta de su lengua sobre mi pija, mirandome con su mejor cara de puta.
- ¿Me querés cojer, lindo? ¿Delante de tu amigo? ¿Me querés llenar de lechita?
La tomé de los pelos y le metí mi pija en la boca, tan fuerte que casi se atraganta.
- CHUPAMELAAAAA PUTAAA- alcancé a decir, mientras movía la cadera y hundía mas su cabeza sobre mi, porque sentía que iba acabar.
Ella me la chupó un rato, pero se levantó antes de que acabara.
Me empujó para que quedara recostado en el suelo y se acostó sobre mi, desnuda como estaba, besandome. Su lengua recorría mi interior, cada vez con más calentura. Se separó un momento, se sentó sobre mi panza y puso sus rodillas bajo mis brazos, acorralandome en el piso, mientras sus tetas colgaban sobre mi boca. Se movía a propósito, para que sus pezones, completamente duritos, rozaran mis labios. Con mis manos los aprisioné y me los metí en la boca, succionando y pasando mi lenguita, mientras ella gemía.
Sus pezones quedaron todavía mas erectos, mientras ella se adelantaba y se sentaba sobre mi cuello, ofreciendo su conchita a mis labios.
- Meteme la lenguita, lindo- exclamó antes de empezar a moverse sobre mi boca. Con mis manos abrí sus labios vaginales y le metí la lengua bien adentro, sosteniendola de la cadera, para llegar mas profundo. Estaba toda mojadita.
- AHHHHHHH siiiiiii lindo, que rico!!!!
Pude ver que Pablo se pajeaba en la cama.
La estuve chupando un rato mas, hasta que se paró y me llevó a la cama, donde estaba mi amigo. Me hizo sentar y se puso atras mio, sacandome la camisa, mientras Pablo le besaba el cuello.
Ella me recostó en la cama, me dio la espalda y se sentó sobre mi pija, para que se la metiera en el culito. Antes de que me diera cuenta, estaba saltando y gritando como una puta.
- Ahhhhhh siiiiiiiiiiii, mas fuerteeeeeeee
Yo la tomé de las caderas para acelerar el movimiento y Pablo aprovechaba para chuparle las tetas, pero ella quería mas.
- Metemela vos también Pabli, quiero dos pijas adentroooo, metemela en la conchita.
- Como quieras putita...
Mi amigo se arrodillo, con sus piernas alrededor de las mias, y se puso delante de la rubia. Acercó dos deditos a la boca de su novia, ella los chupó y los dejó bien mojaditos, y Pablo se los metió en la conchita, para lubricarla antes de metersela. Los metió y sacó un par de veces, pero ella quería su pija.
- Metemela, mi amorr!!! metemela de una, Pabli!
Seguia saltando como una loca. Mi amigo le puso la pija en la puntita y se la metió de una. Tardamos unos segundos en sicronizar los movimientos, mientras ella gemía como una buena puta.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa!! Mas fuerte, lindoooo
Aproveché para tomar sus tetas y pellizcar sus pezones, mientras hacía presión para acelerar el movimiento.
- Dale putita!!!! estoy por acabar!!!
- Llename el culito de tu leche lindo!!! y vos la conchita mi amor!! quiero toda la leche adentro!!!
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Los tres acabamos al mismo tiempo. La rubia se paró, mientras con Pablo sacabamos nuestras pijas de su interior. Estaba toda mojada por la calentura y unas gotitas blancas asomaban por su conchita y por su culito.
Con Pablo nos miramos, cómplices. No era la primera vez que nos cojiamos juntos a una mina.
Él se acostó en la cama y la rubia se puso en cuatro sobre él, haciendo un tremendo 69, mientras yo le chupaba el culito. Ella tenía la pija de Pablito en la boca, y le estaba dando tremenda chupada.
Los dos estabamos al palo otra vez. Ella gritó como una zorra y acabó en la cara de Pablo, que chupó todo con desesperación.
Con mi amigo nos paramos, mientras nos seguiamos pajeando, y ella se arodillo para chuparnos la pija. Nos pajeaba a los dos con la mano y las iba chupando por turnos, mirandonos con su mejor cara de trola, hasta que los dos acabamos en su boca y en sus pechos.
Caimos rendidos en la cama, con la respiración agitada.
Ella abrazó a Pablo y le dio un beso apasionado. Cuando se separaron, él me sonrió.
- Hola, hermano. Te presento a Rochi, mi novia.- la miró- Ro, él es Peter.
Ella se acercó.
- Un gusto, lindo.- dijo antes de chaparme, metiendome su lengua hasta la garganta.
- Un gusto, rubia.- logré decir cuando me soltó.- Un gusto...

CAPITULO CUATRO

 

CAPITULO CUATRO
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad.

Euge estaba en su casa, esperando a su hermana menor, Rocio, que había quedado en ir a visitarla esa tarde. Llegó y fueron a comprar facturas para comer con el mate.
- ¿Qué anduviste haciendo anoche, hermanita? Te llamé y ni bola...- le reprochó Euge.
Ro se mordió el labio.
- No sabés lo que me pasó, Eu. Estabamos con Pablo, viste? El chico con el que estoy saliendo... Me lo estaba cojiendo en su depto cuando vi que habia un flaco en la puerta mirandonos y pajeandose mal. Le pregunté a Pabli si quien era, y me dijo que era su amigo Peter, que tenía que pasar esa tarde. Le pregunté si le jodía que lo unieramos a la fiestita y me dijo que cero drama, que con él estaba todo bien, asi que me terminé cojiendo a los dos. ¡No sabés como me dejaron!
Euge sonrió.
- Sos terrible, rubia....
- Ah, mira quien habla... ¿me vas a decir que nunca te cojiste a mas de uno?
Ella se mordió el labio con picardía.
- ... y a más de dos tambien...- rió.- pero ahora estoy con Nico, y estamos bien.
- Vamos, Eu... yo te hablo de sexo, no de amor... una cosa no quita la otra.

Siguieron charlando hasta que sonó el timbre.
Euge estaba en la cocina y Ro fue a atender.
Abrió la puerta y apareció un chico rubio, de ojos claros y sonrisa radiante, que la miraba con algo de reproche.
- .... Entonces era verdad... estas en el barrio y no viniste a vistarme, rubiecita?
- ¡GAS!- Ro lo abrazó con fuerza.- ¿Como andas mi vida? ¡Que lindo verte!- lo hizo pasar- Perdón, gordo, es que llegué ayer y todavía no tuve tiempo de nada.
Él la abrazó con fuerza, posando ambas manos en su colita, sin disimulo, y besando su cuello.
- Como te extrañé rubia...
Ella trató de frenarlo.
- Para, rubio... No da. Nosotros ya no estamos juntos...
Gas sonrió.
- Y? No te estoy pidiendo casamiento, Ro. Pero hace mucho que no nos vemos y tengo unas ganas de cogerte increibles. ¡Mira lo que sos!
La rubia trató de resistirse, pero Gas siempre la había podido. Sus caricias, sus manos, su boca, su seducción... nunca habían tenido comparación. La estrujó contra su cuerpo, sin dejar de besar su cuello, acorralandola contra la pared mientras tocaba sus tetas por encima de la remera.
- Ahhhhh- suspiró ella, y Gas sonrió con satisfacción, apretando sus pechos y succionandolos, mientras pasaba su lengua por la punta de sus pezones, que se iban endureciendo. Le encantaba saber que todavía podía provocarla asi, hacerle soltar esos supiros, hacerle subir la temperatura de un momento a otro...

- ¿Quién era, Rochi?- Euge apareció con el termo en la mano y vio a su hermana atrapada en los brazos de Gas. El rubio había sido un amigo de toda la vida de las hermanitas Igarzabal. Y se las había llevado a la cama a las dos en más de una ocasión.
Euge sonrió, dejó el termo en la mesa, y se acercó a Gas, por detrás. Deslizó sus manos entre el pecho del rubio y las tetas de su hermanita, y empezó a desabrocharle la camisa.
- Hola Gasti- le susurró al oido.
El rubio se sobresaltó, pero la miró con picardía.
- Hola hermosa...
Dejó que Euge le sacara la camisa y comezara a besar su cuello, acariciado su torso desnudo, mientras él continuaba su trabajo en los pechos de Rocio, todavía sobre la remera. Le hizo una seña a Euge para que se pusiera al lado de su hermana y acorraló a las dos en la pared. Primero le levantó la remerita a Rochi, dejando al descubierto sus pechos, con los pezones completamente duritos por la succión. Sonrió y se los metió en la boca, esta vez sin tela de por medio, mientras Rochi los juntaba con sus manos para facilitarle el trabajo.
El rubio, mientras tanto, usaba su mano para acariciar los de Euge, sobre la remera, mientras ella acariciaba el bulto de su pantalón, que iba tomando forma. Gas no pudo resistir mas y también se deshizo de la remera de Euge, turnandose para chupar las tetas de ambas, hundiendo su cabeza en ellas, apretujandolas con la mano y succionandolas con sus labios, casi con desesperación. Ellas suspiraban llenas de placer, porque ese rubio siempre había sido un fuego, y siempre había conseguido de ellas lo que había querido.
Gas se cansó de la posición y, tomandolas a ambas de la mano, las empujó a la habitación de Euge, que conocía perfectamente. Le guiñó un ojo a Euge, mientras recostaba a Rochi en la cama y abría sus piernas. Lentamente le fue sacando el jean, y comenzó a pasar la lengua por su conchita, sobre la ropa interior, mientras ella largaba pequeños suspiros. Euge se tocaba los pechos y, al mismo tiempo, besaba los de su hermana, que tomando su cabello, hacía presión para que no parara de besar sus pechos.
- No pares, hermanitaaaa- suplicaba Rochi, mientras disfrutaba a la par de la lengua de Gas en su intimidad.
El rubio había corrido suavemente su ropa interior, sin sacarsela, y había empezado a pasar su lengua sobre su conchita mojada, friccionando con sus dedos y abriendo el camino de a poquito con su lengua, que entraba y salía con facilidad. Euge, mientras tanto, quiso sentir un poco de placer también, por lo que se sentó sobre los pechos de Rochi para que ella pudiera chuparle la concha, cosa que la rubia hizo sin quejas. Con sus brazos aprisionó las caderas de Euge y empezó a meter su lengua, abriendo los labios vaginales y hundiéndola cada vez mas adentro y con más rapidez, mientras Euge gritaba.
- Ahhhhhhhhh, si Rochiiiiii, metemela un poquito mas.
Gas seguía calentandose con la situación. Esta  vez fue él quien se recostó en la cama mientras las dos hermanitas, ya completamente desnudas, se turnaban para chuparle y masajearle la pija, que era enorme y estaba muy erecta. Él las ayudaba tomandoles el pelo y presionandolas, para que se la metieran cada vez mas adentro.
- Vamos putitas, mas adentro!! ahhhhhhhh Dioss!! que buenas que son!!! como extrañaba esto!!!
Euge no aguantó mas, corrió un poco a su hermana y, sin aviso, se sentó sobre Gas, metiendose la pija dentro suyo de una. Comenzó a saltar como una loca sobre el rubio, que aprovechaba para pellizcar sus pezones entre las embestidas. Rochi se sentó en el costado de la cama y empezó a colarse dos deditos en su concha, que estaba bastante mojadita.
- Ayyyy Gastiiii, como extrañaba tener tu pija adentro, rubio!!
Él sonreia, mientras presionaba sus caderas y aceleraba cada vez mas.
- Yo tambien, putita! ahhhhh movete más Euge!!
Ella se apoyó en los garrotes de la cama, aprovechando para pasar su lengua por el cuello del rubio.
- Ahhh, si mi vida, no pares- suplicaba él.
- Ahhhhhhhhhhhhhhh- Euge acabó y se recostó en la cama. Rochi sonrió, abriendo las piernas de su hermana, preparada para limpiar su conchita. Se agachó sobre ella, metiendole su lengua, y Gas aprovechó para metersela por la colita.
Rochi sicronizaba los vaivénes con el rubio, mientras Euge la tomaba de los pelos para que no dejara su conchita. Gas masajeaba el culito de Rochi y le daba nalgadas, mientras su pija entraba y salía cada vez a mayor velocidad.
- Ahhhhhh mira lo que sos Ro! más rápido puta! dale!
Rochi estaba tan agitada que tuvo que separase un poco de la concha de Euge, que siguió tocandose solita, mientras su hermanita se agachaba mas sobre la cama para facilitarle el trabajo al rubio. Finalmente él sacó su pija de la cola de Rochi. La dio vuelta y le dio un beso apasionado, presionando sus tetas y sus pezones erectos contra su pecho. Posó sus manos sobre su colita y la levantó, mientras ella enredaba sus piernas en las caderas del rubio. Volvió a la cocina y la sentó en la mesa. Ella sonrió y abrió sus piernas, mientras el rubio se posicionaba su pija y se la metía. Ella volvió a colgarse de su cuello, saltando sobre él.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
- Ahhhhh siii segui, me encanta escucharte Ro! ahhhh- ella se separó un poco y volvió a apoyar sus manos en la mesa, para ayudarse y moverse más ràpido. Gas aprovechó para para seguir pellizcando sus pezones.
- Voy a acabar, rubia!!- suspiró Gas, sin parar el ritmo.- ¿La querés adentro o en la boquita, bebe?
Ella se incorporó, volviendo a abrazarlo con fuerza y le susurró al oido:
- Adentro, mi vida!
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- gritaron los dos. Él mientras acababa dentro suyo y ella al sentir su leche tibia adentro.
Se separaron con la respiración agitada y pudieron ver que Euge se metía los dedos en el sillón. Gas le dió otro beso a Rochi y se acercó a Euge. La besó, besó sus pechos, y le metió tres dedos, hasta que estuvo bien mojada. Después se sentó en el sillón y acariciando su espada, la hizo sentarse sobre él para metersela por el culito. Ella le daba la espalda, que estaba casi apoyada sobre su pecho, mientras saltaba sin parar. Rochi se acercó, mojando sus deditos en la boca y tocando la conchita de su hermana, entre cada embestida.
Euge estaba tan caliente que no tardó en acabar.
- Ahhhhhhhhhhh ya llego Gastiiiiiiiiiii
El rubio acompañaba sus movimientos mientras masajeaba sus tetas, y aceleró a mas no poder en el tramo final, para que la rubia llegara mas rápido.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Gasti sacó su pija, completamente mojada por la rubia, y las hizo arrodillarse en el piso. Metió sus dedos en la boca de cada una, mientras se pajeaba con la otra mano. Finalmente acabó sobre sus tetas. Ellas se miraron con picardía, sus pezones estaban llenos de gotas blancas. Empezaron a chuparse hasta que no quedó una sola gota. Gas se sentó en el sillón y ellas a cada lado de él, completamente agitados.
- Ahhhhhhhhh, eso estuvo espectacular. Tenemos que hacerlo más seguido chicas.

CAPITULO CINCO

 

CAPITULO CINCO
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
 
CUENTA GASTÓN:
 
El despertador sonó un par de veces. Di un par de vueltas en la cama y miré el reloj. 6.30am. Lunes. Cualquiera estaría deprimido, pero yo no paraba de recordar la tarde anterior, con las hermanitas Irgazabal. Creanme que estuve con muchas minas, pero hasta ahora nadie supera a las rubias. Me puse una camisa y un jean, mientras tomaba un café, subió al auto y partí a la escuela donde daba clases de Biología.
Atravesé el patio mientras los alumos y profesores iban llegando, y fui a mi despacho, a dejar las cosas para entrar a la primera clase, que era con 4to año. ¡Mi despacho! Si habrá sido el escenario de aventuras... con alguna profesora, empleada e incluso alumna. Si, pocas cosa me calentaban tanto como las pendejas con falda a cuadritos y camisita blanca, conscientes de su provocación. Sin embargo, trataba de resistirme, porque no quería perder el trabajo y meterse con pendejas trae problemas.
Entré al aula y tardé unos minutos en conseguir que hicieran silencio.
- Hola chicos- dije con voz firme, sonriendo.- ¿Cómo andan?- hubo algunas respuestas vagas.- Bueno, como recordarán, hoy tenemos examen sobre el sistema nervioso y el digestivo. ¿Estudiaron?- esta vez los murmullos fueron mas escasos.- Bueno, ya veremos.- sonreí. Llamé a uno de los chicos que se sentaba adelante y le di las hojas para que las repartiera. Cuando cada uno  tuvo la suya, me senté en el escritorio a corregir unos trabajos de otro curso mientras cada tanto vigilaba a los chicos. Cuando estaba finalizando la última hora, ya estaban casi todas las hojas de regreso a su escritorio.
Solo faltaba una.
- Candela! Quedan dos minutos.- le avisé, mientras ella se apuraba a escribir el último renglón. Su hoja cayó en el escritorio justo cuando sonaba el timbre del recreo. Tomé mi maletín, me despedí y me fui a mi despacho, que estaba en planta baja. Entré, me hice un café y guardé los examenes en uno de los ficheros. Estaba por salir al patio cuando golpearon la puerta.
- Pase- dije suavemente, y vi entrar a una de sus alumnas. Su falda a cuadritos era bastante corta y su camisa blanca, con los primeros botones sin abrochar, traslucía un pequeño sostén estampado.
- Candela... ¿Necesitas algo?
- Perdón profe... nada, estoy preocupada por el examen, creo que hice todo mal.
Traté de tranquilizarla
- Ya verémos... no tenes que preocuparte, tus notas son buenas.
Ella se acercó un poco mas.
- Es que usted no entiende profe. Los exámenes me ponen muy nerviosa! Siento que me olvido de todo. Mire!
Tomó mi mano y la posó en su pecho. Pude sentir su pezón endurecerse bajo las finas telas que lo separaban de mi piel, y sentí que mi bulto empezaba a agrandarse. Ella me miraba haciendo puchero, con una inocencia que no compré ni medio segundo.
Saqué la mano, y me acerqué a trabar la puerta. Ella me miró extrañada.
- Voy a buscar tu examen y lo revisamos ¿te parece?- propuse.- Va a ser nuestro secreto.
Ella sonrió.
- Gracias- exclamó abrazandome, y tirando sin querer unas carpetas del escritorio. Estaba por agacharme a levantarlas cuando ella se agachó primero, delante mio. Su falda era tan corta que pude ver toda su colita. Llevaba una tanga finita que se le metía en el medio. Me quedé un poco tildado pero le dije que se sentara mientras iba a buscar los examenes.
Cuando volvi, ella estaba sentada frente a mi, sobre el escritorio, ya que las sillas estaban llenas de carpetas. Sus piernas oscilaban sobre el piso. Tenía unos zapatos marrones y unas medias rojas. Sus piernas estaban un poco separadas, por lo que podía ver su ropa interior, también roja.
Me acerqué, hasta quedar frente a ella, con la hoja en la mano. Ella sonrió y comenzó a leer, acercandose y abriendo un poco mas las piernas. Yo ya no podía disimular, esa pendeja me estaba calentando mucho.
Tomé un lapiz para ver las respuestas. Ella quiso tomarlo para marcarme un punto y se me resbaló de las manos, cayendo entre sus piernas. Ella sonrió, como desafiandome a agarrarlo. Tomé el lápiz y rocé su tanga con mis dedos, suavemente. Seguí hablando del examen pero ella se colgó en mi cuello y me besó, metiendome la lengua hasta la garganta, y empujandome hasta ella, sintiendo el bulto de mis pantalones sobre su conchita.
- ¡Cójame, profe!- susurró a mi oído. Empezó a desabrocharme la camisa, abrazandome nuevamente mientras acariciaba mi pecho y mi espalda. Luego me desabrochó el cinturón. No lo aguanté mas, corrí las carpetas de la silla y me senté, bajándome el jean y el boxer. Mi pija salió completamente parada. La tomé del brazo para que se agachara y se la metí de una en la boca. Estaba al palo.
Llevaba el cabello atado, lo que me facilitó guiar sus movimientos.
- Ahhhhhhhh- comencé a suspirar porque me la chupaba de diez. Acompañaba el movimiento con sus manos, que subian y bajaban por mi pija, mientras ella pasaba su lengua con suavidad para luego metersela bien adentro. Mientras me la chupaba vi como se tocaba la conchita, y lanzaba suspiros.
La levanté, le bajé la tanga, sin sacarle la falda, y la senté sobre mi, besandola y sacandole la camisa. Su sostén escondía sus pechos. Se lo saqué y quedaron al descubierto. Eran pequeños, pero sus pezones estaban completamente erectos. Sonreí y empecé a chuparlos, succionandolos con mi lengua.
- Ahhhhh- suspiró, pero tapé su boca con mi mano.
- Callate puta! nos van a escuchar!
Se mordió el labio y siguió con su mejor cara de placer.
La alcé y la senté sobre el escritorio, mientras mi boca seguía en sus pechos y mis manos acariciaban su conchita. Estaba completamente mojada. Empecé a meter dos deditos.
Unos minutos después no pude mas. Separé sus piernas, subí la falda y se la metí de una. Esta vez tuve que tapar su boca mas fuerte para que no gritara. La recosté en el escritorio y empecé a entrar y salir de ella, cada vez a mayor velocidad, mientras una de mis manos seguia acariciando sus pechos.
- Ahhh mas fuerte, profe!!- dijo en un susurro entrecortado. Sonreí y aceleré mas. Después de unos minutos  me cansé de esa posición. La hice bajar del escritorio, y agacharse, apoyando sus codos en él. Levanté su falda y acaricié su culito. Era hermoso. Me agaché y me metí la lengua un par de veces. Después subí, tomando mi pija y haciendola pasar por la entrada del culo.
Ella miró hacia atrás con algo de miedo.
- Profe... nunca me la pusieron por atrás... yo...
Le di una nalgada fuerte y se sobresaltó.
- Callate putita! ¿Querías sexo? Lo vas a tener pero a mi manera. ¡Y te va a encantar!
Me coloqué en la entrada y se lo metí. Primero suavemente, pero una vez que abrí el camino, entraba y salía cada vez mas rápido, tomando sus caderas para acelerar los vaivénes.
- Ahhhhhhh- suspiró unos minutos después. - ¡Si, me encanta! ¡No pare profe!
Me afirmé nuevamente en sus caderas, haciendo movimientos cortos y rápidos.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiré mientras le llenaba el culito de leche.
Saqué mi pija de ella, mientras se daba vuelta. Volví a sentarla en el escritorio y abriendo sus piernas, empecé a pasar mi lenguita. Con mis manos abrí sus labios vaginales, para llegar más adentro. Pasé mi lengua por su clítoris mientras ella arqueaba la espalda de placer. No tardó en acabar en mi cara. Sonreí y seguí chupandosela hasta dejarla limpita.
Ella cerró sus piernas y se sentó en la silla, agotada. Yo me vestí rápidamente y volví a guardar la hoja en el fichero.
- Creo que el examen salió bastante bien- exclamé, todavía algo agitado.
Ella sonrió y se vistió.
Estaba saliendo cuando le dije.
- No estudies mas, Candela. Podemos arreglar todo así.
Y volvió a sonreir.

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