sábado, 30 de noviembre de 2013

CAPITULO 9, 10, 11

CAPITULO NUEVE

 

CAPITULO NUEVE
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
 
 
Rochi y Pablo caminaban por la plaza, tomados de la mano. Él la miraba con los ojos brillantes, con ese color que solo aparecía cuando la miraba. Pero ella estaba algo distante ese día, y por su mente pasaban miles de imagenes. Había conocido a Poli hacía algunos meses, en un club deportivo. La había conquistado con su buen humor y su sonrisa. Ella venía de una tristeza muy grande y creyó que a su lado podría volver a ser feliz. Se había prometido a si misma que iba a serle fiel, que iba a probar si podía ser feliz con él. Pero había fallado y eso le generaba un nudo en el pecho. Lo de Peter no había sido nada, porque Pablo había estado ahí y solo había sido un juego sexual. Pero con Gas... con él las cosas eran distintas.

(FLASH BACK)

Dos nenas rubias, de ocho años, jugaban en el jardín, y se peleaban por una muñeca.
- Es mia, Rocío!!! MAMA! Rocío me quitó la muñeca!!!!- gritaba una de ellas, forcejeando con su hermana.
- Es mentira- llorisqueó la otra, bajando la guardia. Eugenia aprovechó para correr lejos con la muñeca en sus manos, mientras Rocío lloraba.- NOO!! VENI PARA ACA EUGENIA!!
Se sentó en el pilar de la puerta de su casa, llorando en silencio.
- ¿Estas bien?- un nene se había acercado a ella. Parecía de unos 10 o 12 años. Era rubiecito, de mirada dulce y generosa. Ella lo miró con seriedad, volteando su cara.
- No me molestes!
Él sonrió.
- Me llamo Gastón. Me mudé hace unos días a la casa de la esquina, con mis papas.
- ¿Quién te preguntó?
- ¿Porqué lloras?
- ¿Qué te importa?
Después de varias interrupciones más el rubio desistió y se alejó, mientras Rocío seguía lamentandose por su muñeca. Lo volvió a ver al otro día, cuando estaba de mejor humor, y se sentía un poco mal por haber sido tan caprichosa.
- Hola- lo saludó, cuando lo vio caminando por la calle. Él sonrió.- Hola.
Se quedaron en silencio, mientras ella jugueteaba con la muñeca que tenía en sus manos.
- Mi hermana no quería darme la muñeca...- explicó ella torpemente.- Ayer... estabamos jugando y me la sacó!- se quejó.
- Veo que la recuperaste...
- Si, pero ella no quiere jugar conmigo.- se lamentó.
- Si querés jugamos juntos...- propuso él- Pero no con las muñecas... ¡¿Porqué no jugamos a la mancha?!- propuso entusiasmado.
- No, nene! eso es re aburrido! ademas somos dos solos!
- No importa. Juguemos una vez y si no te gusta jugamos a otra cosa.
- Esta bien- aceptó ella, no muy convencida. Fueron al patio de su casa, que era bastante grande, y la rubia empezó a correr mientras su nuevo amigo trataba de atraparla.
- Jajajaja! no me atrapas! no me atrapas!- se burlaba ella, mientras él corría mas rápido, sorprendido por la velocidad de su amiguita.
Ella estaba pasando por al lado de un árbol enorme cuando él logró atraparla, aferrandose a su cintura y provocando que ambos cayeran por el envión, riendo a carcajadas.
- Te atrapé!- exclamó triunfante, mirandola. Ella seguía riendo.- No sé tu nombre...- observó el rubio.
- Ro.. rocío- dijo ella con la voz entrecortada por las risas.- Me llamo Rocío.
- Bueno, te atrapé, Rocío...- rió él mientras sus risas se iban apagando, mirandola a los ojos.
Ese día, en esa mirada, ella supo que ese nuevo amigo iba a ser muy importante en su vida. Aunque no imaginaba cuánto...

(FIN FLASH BACK)

Las hermanitas Irgazabal se habían hecho muy amigas de "el nuevo chico Dalmau". Sus madres se habían conocido y se habían llevado muy bien, por lo que la presencia de Gastón se hizo permanente en sus vidas. Euge se había sumado a los juegos, y a menudo se discutían la antención del rubio con su hermana, pero cuando crecieron las cosas cambiaron. Los tres dejaron el hermoso y lindo lugar en el que habían crecido y viajaron a la ciudad para terminar el secundario y elegir lo que harían después. De repente Gastón se sintió abrumado por el aire urbano y empezó a actuar de manera distinta. Salía todas las noches con un grupo de amigos y salía cada día con una chica diferente. Las rubias no sabían que hacer para recuperar la atención de su amigo, por lo que se sumaron al cambio brusco y empezaron a vestir provocativamente y salir con diferentes chicos. Lo consiguieron, él volvió a mirarlas. Salió con cada una de ellas varias veces, los tres envueltos en esa sensación de seguridad acerca de sus acciones que les proporcionaba la consciencia de que todo se debía a que eran personas diferentes a las de antes. Y asi se sumieron el el universo de las relaciones sexuales, empezando a disfrutarlas. A gozar cada nueva experiencia.
Sin embargo, las cosas entre Rocío y Gastón siempre habían ido mas allá. Un día decidieron jugarse y empezaron a salir. Se querían mucho, demasiado, y eso hacía las cosas más fáciles, por lo mucho que se conocían. Pero una noche ella descubrió que él le había mentido para salir con sus amigos y supuso que en realidad, sus múltiples citas y encuentros nocturnos no habían cambiado. Se sintió tonta, pero no quería perderlo. Para no salir lastimada decidió terminar con él. Le pidió que volvieran a la relación de antes, que eran demasiado fogosos para mantenerse atados y podían disfrutar más sin una relación estable. Él se sorprendió, pero aceptó, y ella se sumió en una tristeza interna, sin decirle la verdad a nadie.
Había vuelto a su casa, a cuidar a sus padres, y trabajar un poco para pagarse los estudios universitarios, pero ahora había tenido que volver, y volver a verlo. No solo eso, había vuelto a estar en sus brazos, y aunque intentara negarlo sabía que nunca iba poder sentir por alguién lo que sentía por él. Ni siquiera por Pablo.

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Vico no podía dejar de pensar en la hermanita de su compañero. Aunque era un chico lanzado a quien no le faltaban las citas nocturnas, nunca había pasado por una situación tan exitante como la que había vivido con Candela. Cada noche pensaba en eso, y la temperatura de su cuerpo subía horrores. Daba vueltas con el papelito y el número de teléfono, pero todavía no se decidia a llamarla.
Sin embargo, esa noche encontraría algo de consuelo. Solo bastaba un mensaje.
"Diosa! Querés venir a casa?". Listo! Un "Enviar" y solo restaba esperar.
"Dale! en un rato estoy por ahi. Besitos Vic! ;)". Sonrió ante la respuesta.
Eran cerca de las 21hs y el timbre no tardó en sonar.
Abrió con una sonrisa y una rubia lo miró seductoramente del otro lado. Era alta, delgada, con el cabello largo y lacio, y los ojos castaños. Llevaba un pantalón corto de jean y una remerita blanca anudada en la cintura, que dejaba su pancita a la vista. La abrazó con cuidado de tocar bien su colita mientras lo hacía, y ella no se quejó.
- ¿Cómo andas Vic?- preguntó ella, dejando su bolso en el siilón.
- Genial...- dijo él en un susurro, abrazandola nuevamente y besando su cuello.
- Mmm veo que estamos un poquito calientes... ¿Para que me llamaste, gordo?
- Para coger, ¿para qué va a ser?- exclamó con impaciencia mientras seguía besando su cuello y apretandola contra su pecho.
- Mmm- suspiró ella, enredando sus brazos en el cuello del morocho.- Hace rato que no me llamabas,  Vic, pensé que me habías reemplazado por otra...
- Nunca! Siempre vas a ser mi puta preferida, lo sabes... exclamó mientras sus manos se metían bajo su remera, desabrochando su sostén, sin dejar de besar su cuello.
Ella se alejó un poco solo para sonreir y sacarse la remera.
- Obvio! Porque soy la mejor!- exclamó antes de saltar sobre él, afirmando sus piernas en la cintura de Vico y besandolo con pasión, ya sin remera ni sostén. Él siguió el beso, acariciando su espalda, bajando cada  vez más, tratando de meter las manos bajo el pantalón. Ella se separó un poco, sin bajarse, y Vico empezó a besar sus pechos. Eran hermosos y grandecitos. Su lengua pasaba por alrededor de los pezones, que se iban endureciendo. Quizo hacerlo de manera más cómoda y, acercándose al escritorio, la sentó allí, apoyando las manos en la cintura de la rubia y besando sus pechos con dedicación, mientras ella arqueaba la espalda por el placer, y empezaba a gemir.
- Ahhhhhhhhhhhhhhh, siiiiiii viquito, no pares, mi vida!!!
Con sus manos empezó a presionar la cabeza del morocho sobre sus pechos. Amaba que los chupara y los succionara de esa manera, como solo él podía hacerlo.
Vico empezó a mamar las tetas de la rubia, logrando que ella gimiera más fuerte.
- AHHHHHHHHHHHH
Él sonrio, acercandose a sus labios.
- ¿Te gusta, Mery? ¿Te gusta que te coja, puta?
Ella asintió, volviendo a pasar sus manos por el cuello del morocho y acercándolo brutalmente, para besarlo una vez mas. Se bajó del escritorio, sacándose el pantalón, y tomó a Vico de la mano, dirigiendolo a la habitación, que conocía perfectamente. De un empujón lo tiró en la cama. Se sacó la única prenda que tenía y quedó completamente desnuda. Sonriendo, se subió a la cama, gateando sobre el morocho. Lo besó con fuerza, dejando que su lengua entrara lo más adentro posible y jugara con la de él. Después se deslizó hasta su cuello, chupando su piel con pasión, mientras él aprovechaba para manosear sus tetas, que oscilaban sobre su pecho de manera tentadora.
Mery se incorporó y se encargó de sacarle la remera a Vico. Luego volvió a besarlo, bajando no solo por su cuello, sino por su pecho. Quería recorrer todo su cuerpo con su lengua. Los besos llegaron hasta la pelvis del morocho, que se sentía en el paraiso. Ella le dirigió una mirada pícara y continuó con sus labios sobre el pantalón de él, dejando pequeños besos. Luego empezó a desabrocharlo, casi con tranquilidad. Se los bajó hasta sacarlos por completo. Luego se encargó de los boxers.
La pija de Vico salió casi parada y ella sonrió.
Con la punta de su lengua empezó a acariciarla de a poco. Luego se la metió en la boca. La abría con ambición y trataba de capturarla toda con sus labios. Tomó al morocho de las caderas y empezó a chuparsela cada vez más rápido, como a él le gustaba.
- AHHHHHHHHH SIIIIIII MERYY!!! NO PARES, PUTA!!! AYYYYYYYYYYYY QUE BUENA QUE SOS, TROLA!!! AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Sintió que estaba por acabar y la sacó de su boca. Se recostó en la cama, abriendo las piernas, y empezó a tocarse la concha. Supiraba cada vez con mas entusiasmo, mientras el morocho se mordía el labio, deleitandose con la imágen.
- Necesitas ayuda?- exclamó con una sonrisa.
Se acercó a ella, dejando que sus manos empezaran a tocarla. Sentir su humedad lo hizo calentarse aún más. Empezó a hacer círculos en la conchita de la rubia, con sus dedos. Tocó su clítoris, mientras ella gemçía más.
- AHHHHHHHHHHHH SIIIIII VIC, SIIIIIII
Él sonrió y empezó a colarle unos dedos. Los metía y los sacaba cada vez con más ganas y más velocidad. Ella movía sus caderas para ayudar el movimiento. Sentía que estaba llegando a el paraíso. Cuando vio que le faltaba poco para llegar a un orgasmo, se incorporó y empujó al morocho, para que quedara recostado nuevamente. Se acercó a él y colocó su concha a la altura de la pija de Vico. Dejó que entrara en ella de una, empezando a saltar con entusiasmo.
- AHHHHHHHHHHHHHHH- suspiraba, mientras él se mordía el labio. - MAS FUERTE, VIC!!!!! AHHHHHHHH
Apoyó las manos en el costado de la cama y empezó a acelerar más. Vico la ayudaba con las manos en sus caderas. Cuando vio que la rubia estaba un poco cansada decidió tomar cartas en el asunto. De un solo movimiento la dio vuelta, quedando él sobre ella, sin que saliera de su interior. Apoyó sus manos a los costados de la rubia y empezó a moverse dentro suyo. Los vaivénes eran cada vez más rápidos, con más ganas.
- AHHHHHHHHHHHH SIII PUTA ¿TE GUSTA ASI?
- SIIIIIIIIIII
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritaron los dos, sintiendo que llegaban a la cima del placer.
Acabaron casi al mismo tiempo, mientras se quedaban un momento disfrutando de esa sensación.
- Ahhhh, sigo manteniendo la opinión, Mery! sos la mejor...- exclamó el con la voz entrecortada, dándole pequeños besos. - ¿Seguimos por la colita?- sonrió con picardía.
- Como vos qu...- un celular empezó a sonar y ella se sobresaltó.- Es el mio- exclamó, saltando de la cama.
- No importa, Mery! Después atendes...- quiso frenarla él, pero ella fue hasta su bolso.
Vico vio que agarraba el teléfono y cambiaba su expresión.
- Tengo que irme!- anunció, algo turbada.
- No, Mery, no me podes dejar asi ¿qué pasó?
- No importa, Vic! Después te cuento, gordo. Se vistió con rapidez, se acercó para darle un beso fugaz y se atravesó la puerta, velozmente, dejando al morocho completamente desconcertado.


CAPITULO DIEZ

 

CAPITULO DIEZ
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
 
 
El patio estaba vacío. El timbre había sonado hacía un par de minutos y los alumnos se hallaban en sus respectivas aulas. O casi todos.
- ¿Dónde está la señorita Vetrano?- preguntó altaneramente la profesora Venides, que daba matemáticas. Hubo algunos murmullos.
- Creo que tenía que hacer un recuperatorio...- susurró una de las chicas que se sentaba más adelante.
- ¿Un recuperatorio? ¿De qué?
- De Biología.
- ¿Y tenía que ser en mi hora?
- No lo se, profesora. El profe Dalmau la mandó a llamar en la hora anterior y dijo que bajara ahora, que tenía una hora libre, porque después se le iba a hacer imposible. Creo que dijo que le había dejado la autorización en el escritorio, o algo asi...
La profesora Venides tomó el Libro de Temas y encontró el dichoso papel. Lo guardó, tal vez con más energía de la necesaria, y empezó a copiar algunos ejercicios en el pizarrón.

Sin embargo, Candela no hacía ningún recuperatorio.
En ese momento se encontraba en el despacho del profesor. Él estaba sentado en su silla, con su camisa abierta y sus pantalones desabrochados. Su pija estaba dentro del culito de Candela, que solo llevaba el sostén, precariamente sostenido sobre su cuerpo. Gastón la manejaba tomandola de las caderas, mientras ella, dándole la espalda, entraba y salía de él, conteniendose para no gritar como quería hacerlo.
- AHHHHHHHHHHHHHHHH- suspiró él con la respiración entrecortada. Ella se hechó hacia adelante, con el rostro placentero, ayudando a aumentar la velocidad de los vaivénes.
- AHHHHHHHHHHHHH profeeeeeeee!!!! mas fuerte!!!! mas fuerteeeeee!!!!!!
Gastón se mordió el labio, mientras con una de sus manos acariciaba la espalda de la joven, desabrochando al fin su sosten. Sus labios juguetones besaban su espalda, su cuello juvenil. Las manos siguieron adelante, rozando y pellizcando sus pechos con sus dedos, jugando con sus pezones, hasta el borde del deseo que los estaba uniendo.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- gritó ella, mientras la mano de Gastón se volvía hasta su boca, para ahogar el grito. Ella acabó, con una sonrisa en su rostro, placentera y complaciente. Siguió moviendose con la pija del profesor dentro suyo, antes de salir con suavidad, para besarlo suavemente.
- Ahora le toca a usted, profe...- exclamó sin dejar de sonreir.
Él se paró, ya solo con la camisa. Ella se colgó de su cuello, dejando que sus manos se metieran bajo la tela para acariciar la espalda del rubio. De un solo movimiento, se colgó de él, enredando las piernas en sus caderas. Gastón la abrazó con fuerza, sintiendo sus pezones duros en su pecho, excitandose aún mas. Tomándola de la cintura, dejó que su conchita, todavía mojada, acariciara su pija. Cuando ya no pudo aguantarlo, la arrinconó contra una pared. Ella sintió el contacto frío de la pared en su espalda, mientras él tomaba su pija y se encargaba de meterla dentro de ella.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiró ella, de manera constante y entrecortada, con la voz más baja que le salió.
- ¿Te gusta?- preguntó él, aprovechando para besar sus pechos, y chupar sus pezones, dejandolos aún más erizados.
- Me encantaaaaaaaa!!!!!!- susurró ella, relamiendose, con la lengua alrededor de sus labios. Gastón la abrazó, aferrandose más a la pared, mientras ella seguía gimiendo en su oído, y él sentía que llegaba al clímax.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ya llego!!!!!!- sintió que acaba dentro de ella, relajandose y besándola suavemente, mientras ella se descolgaba de su cintura. Quedaron un momento en silencio, tratando de recuperar la respiración, de normalizarla. Él sonrió con satisfacción. Se acercó a ella y, suavemente, corrió un mechón de cabello de su cuello, dejando pequeños besos en su hombro, mientras le hablaba en voz baja.
- ¿Te gusta, no? ¿Te gusta ser la putita de tu profesor?
Ella se recogió el cabello con las manos dejando que el subiera los besos hasta pasar su misma lengua por el cuello de la morocha.
- Me encanta, profe!- exclamó antes de tomar su rostro y besarlo, aferrandose a él, mientras sus lenguas jugaban entre sí.
- Bueno...- dijo él un momento después.- Tenés que volver a clase, Candela. La profesora se va a enojar.- Le guiñó un ojo.
Ella sonrió y empezó a vestirse.


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Nico y Euge caminaban de la mano, atravesando una plaza llena de árboles.
- Ahhh bonito!!- sonrió ella, poniendo sus manos en los bolsillos del rubio y frenandolo para darle un tierno beso.- Que lindo que hayas podido venir hoy, pensé que no iba a poder verte hasta el finde...- exclamó haciendo puchero.
Él la besó.
- Obvio que iba a venir, hermosa- sonrió.
Dieron unas vueltas sin abandonar ese buen humor. Pero con el caer de la tarde empezó a refrescar y Nico propuso que fueran al cine a ver alguna pelicula. Ella asintió y sacaron las entradas. Como era un día de semana, la sala estaba vacía. Solo había dos chicas sentadas en las primeras filas. Ellos fueron a las de más arriba, porque no les gustaba ver tan de cerca.
Empezó y se dieron cuenta en seguida de que era malísima. En la oscuridad, Euge quiso acercar su mano a la del rubio, rozando su pija en el camino, sin querer.
El sonrió y la miró con picardía.
- Mmmmm ¿Qué pasa, mi amor? ¿Querés que le pongamos diversión a la sala?- susurró.
Ella lo miró seductoramente, sonriendo, y volvió a pasar su mano por el pantalón de su novio, suavemente, mientras él deslizaba la suya por la pierna de la rubia, abriéndolas. Ella llevaba un vestido, por lo que fue fácil para él empezar a tocar su conchita por encima de la ropa interior, mientras ella abría mas las piernas para facilitarle la tarea.
Euge empezó a frotar su mano por el pantalón de Nico cada vez con más energía. Finalmente lo desabrochó y sacó su pija afuera, agachandose sobre el asiento y metiendosela en la boca.
- Ahhhhhhh siiiiii, no pares mi vidaaaa!!!- suspiró él, mientras con una mano presionaba la cabeza de la rubia y con la otra empezaba a tocar su colita, metiendo la mano bajo su ropa interior.
Euge succionaba la pija de su novio con sus labios, acelerando los movimientos cada vez mas, hasta el punto de atragantarse, mientras él presionaba sobre ella y se mordía el labio por el placer que le estaba provocando.
La rubia dejó la pija de su novio, que estaba completamente parada, y lo besó con pasión y deseo.
- Mmmm- susurró él, mientras ella le daba pequeños besitos.- ¿No te querés sentar arriba mio, bebe?
Ella sonrió, levantó su vestido, y se sentó sobre él, dándole la espada y de frente a la pantalla. Nico acarició su cola y, corriendole la tanga, se la metió en el culo.
- AHHHHHHHHHHHHHHH- suspiró ella, lo más bajo que pudo, mientras Nico manejaba sus caderas para entrar y salir de ella a mayor velocidad.
- AHHHHHHH QUE HERMOSO CULITO QUE TENES, MI AMOR!
Ella sonrió, apoyando sus manos en los asientos de adelante para ayudarse y aumentar aún mas los vaivénes. Cuando se cansó de la posición, se volvió para besar una vez más a su novio. Se sentó en el respaldo de los asientos de adelante, abriendo las piernas, y Nico se la puso por adelante.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhh mas fuerte, Nicoooo!!!!!- pidió ella, con el rostro contorsionado por el placer.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiró él, disfrutando de la situación y del cuerpo de su novia!- ahhhh que buena que estás, mi vida! como me gustas, morochaaaa!!!!
Euge, sin dejar de mover sus caderas para ayudar a su novio, esbozó una sonrisa.
- Ahhh que gracioso, mi amor!- sonrió, con la voz entrecortada.- Más fuerte, morocho!- él sonrió algo nervioso, pero ella, inclinada para atrás por el placer, no lo notó. Su novio salió de ella, acabando en su pancita desnuda, mientras se besaban tratando de acomodarse la ropa.
- Fue genial!!!- exclamó la rubia.
La película todavía no había terminado. Euge se sentó nuevamente, con su novio de la mano, apoyando su cabeza en el hombro del rubio, que no podía ni mirar la pantalla. ¿Cómo había podido tener semejante fallido? ¿Cómo había podido decirle morocha?

............................

Candela caminaba apresurada por el pasillo. Empezó a subir las escaleras, salteado algunos escalones para hacerlo más rápido, mientras revisaba que no hubiera nada sospechoso en su vestuario. El vibrar de su celular la sobresaltó. Pero apenas leyó el mensaje que acababa de llegarle, solo pudo sonreir.


CAPITULO ONCE

 

CAPITULO ONCE
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
 
 
Candela estaba en su cocina, preparando dos tazas de café, mientras conversaba alegremente con un muchacho de cabello castaño y ojos pardos, que en ese momento colocaba en un plato las facturas que había llevado.
- Si, Canu, fue genial! Tendrías que haber estado ahi!
- Ay gordo! Sabes que esas cosas no me van a mi!- se lamentó ella mientras se sentaba, colocando las tazas. Su amigo se sentó junto a ella mientras seguían charlando.
- Antes te iban, se te está yendo el glamour!- bromeó.
- No, Agus, nada que ver... pasa que nosotros eramos novios, gordo ¿entendes? Entonces yo hacía de cuenta que me gustaban todas esas cosas... pero en realidad me parecen cualquiera, sorry...
Agus la miró fijamente.
- Mirás las cosas que me vengo a enterar... - sonrió.- Y las exposiciones de autos no son cualquiera...- añadió pretendiendo cierta seriedad.
- Como vos digas...- exclamó ella, reprimiendo una sonrisa.- Pero cuando quieras podemos ir a esquiar, eso me sigue gustando...
- Jaja... si, pero la última vez que te dije no podías, asi que no te quejes... mi vieja te extraña... dice que nos tenes abandonados...
- Ay Agus, escenas de celo tuyas no, please! no me las hacias ni cuando salíamos!- rió.
- Bueno, a lo mejor no quería que se notara, pero ¿te pensas que no me molestara que te pusieras esas mini super cortas y que todos los flacos te miraran?
- Jaja... mira las cosas que me vengo a enterar...- se burló.- Pero bueno, es verdad que estuve un poco colgada! Igual me re gustó que me mensajearas esta mañana, gordo! Hace rato que no hablabamos!- exclamó entusiasmada, acercandose con la silla y abrazandolo. Él sonrió, siguiendo el abrazo. Sus manos acariciaban la espalda de la morocha, aumentando un poco la intensidad, mientras sus labios rozaban su cuello.
- Bueno, bueno...- se apartó Candela, frenandole el carro.
Él se apartó, todavía con sus manos en la espalda de su amiga.
- ¿Qué pasa, Canu? ¿Me tenés miedo?- bromeó.
- No, gordo... pero no quiero que nos mandemos cualquiera...
- ¿Cualquiera? Vamos, lo decis como si nunca hubieramos estado juntos- exclamó con complicidad.
- Si, Agus... pero ya no estamos juntos, somos amigos y no quiero que perdamos eso, entendes?- dijo haciendo puchero.- Posta, gordo! vos sos importante para mi! y aunque sea con vos quiero que las cosas esten claras, si?
- Jaja están claras...
- Si, y es mejor que sigan asi...- sonrió ella, mientras se enderezaba y volvía a tomar su taza.- Contame, cómo estuvo el verano en Cuba... Yeyo me contó que...

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Lali daba vueltas por el supermercado, agarrando cosas con una mano mientras con la otra sostenía el teléfono mientras hablaba.
- Si, rubio, obvio que lo vamos a repetir.
Nico reía del otro lado.
- ¿Qué te parece si uno de estos días nos tomamos un licuado?
Ella se puso un poco seria.
- Rubio, no tentemos la suerte... ese lugar queda re cerca de lo de Euge, mira si nos ve... se pudre todo!
- Como amigos, morocha! Ella sabe que me estas ayudando a estudiar, no va a pensar mal...
- No se, rubio... despues hablamos... creo que lo mejor va a ser que nos juntemos otra vez en casa!
- Bueno, pensalo!- rio del otro lado.- Me sorprendes morocha! no te hacía tan... como decirlo?... considerada...
Ella rio.
- No lo soy... pero Euge es mi mejor amiga... No tengo drama en estar con vos, porque realmente la pasamos muy bien juntos...- exclamó seductoramente.- Pero de verdad prefiero que no se entere... no quiero que se enoje conmigo...
- Todo bien, morocha! Ya vamos a ver como hacemos! Te dejo porque tengo que subirme al auto. Cuidate si?
- Un beso, rubio!.- cortó, empujando un changuito casi lleno. Había harina, manteca, huevos, crema, leche, chocolate y muchas cosas más. Estaba tratando de encontrar confites cuando chocó con otro changuito y, sorprendida, vio una cara conocida.
- AY! ¿Porqué no mirás por dónde...?- levantó la vista.- ¿¡Peter?!
Él sonrió, apartandose un poco de su carro y mirándola con complicidad.
- Lali! ¿Cómo andas nena?- exclamó, dándole un pequeño pero intenso abrazo y comiendola con la mirada.- Mirá vos, de todos los lugares donde podía encontrarte, el que menos imaginé fue este- sonrió.
- Bueno, no soy muy habitué, para serte sincera, pero tengo que hacer una torta porque es el cumple de un compañero del laburo y dije que la iba a hacer yo!- se quejó.- Y la cocina no es mi fuerte, creeme...!
Él la miró con una sonrisa de suficiencia en los labios, levantando un poco las cejas.
- Bueno, Lali... estás en tu día de suerte! Porque estás frente al MEJOR repostero del mundo!
Ella lo miró sin convicción.
- Vos decís?
- Obvio!- se alejó de su carro, en el que solo había un par de gaseosas, y se hizo cargo del de ella, eligiendo el resto de las cosas que faltaban por comprar.


**************************

"Hola flaqui! Soy Vico, ¿te acordas de mi? Esta noche me quedo en el depto de mi hermano, a unas diez cuadras de tu casa. ¿No querés hacerme compañia, linda?"
Candela sonrió. Estaba despidiendo a su amigo Agustín cuando sintió que su celu vibraba y, una vez que la puerta estuvo cerrada, leyó ese mensaje que le subió la temperatura a mil. Había pensado, después de tantos días, que él no iba a llamarla.
Le contestó que claro que iría, y él le pasó la dirección. Realmente era cerca.
Fue a preparar la ropa que se pondría, cuando sintió que su hermano y su mamá llegaban.
- Hola princesa!- la saludó Benja, estrechándola entre sus brazos mientras su mamá dejaba las bolsas que llevaba en el sillón.- ¿Cómo andas?
- Hola Ben!! Hola mamu! Todo bien, uds? Qué tal el día?
Estuvo hablando un rato con ellos y les dijo que tenía que ir a estudiar a lo de una compañera, porque al otro día tenía examen.
- Seguro nos quedamos estudiando toda la noche, mamu, porque son banda de temas! No te enojas no? Me llevo la mochila y mañana vamos de ahí...- sugirió con su mejor cara de santa.
La madre aceptó y ella se preparó para ir a lo de Vico.

**************************

Lali estaba en su casa, con Peter. Ella llevaba una remera negra, sin sostén, ajustada al cuerpo, y unos shorts deportivos. Él tenía unos jeans y una camisa manga corta, tapada por un pequeño delantal azul que llevaba puesto mientras batía crema en un bol. Ella estaba mezclando otros ingredientes en otros.
- Esto ya está a punto...- exclamó él, mientras le acercaba una cuchara para que probara. Ella la tomó y probó la crema de manera muy seductora, mientras él se mordía el labio y la miraba con deseo.
- Esta muy rica...- exclamó lentamente. Él volvio a cargar la cuchara, acercandose.
- ¿Querés un poquito mas?- acercó la cuchara, pero cuando la tuvo cerca, la apartó y en su lugar, la besó.
La cuchara quedó perdida mientras ellos se besaban cada vez con mas pasión. Peter aprovechó para acariciar su espalda y bajar hasta su colita, mientras la apretujaba contra su cuerpo, sintiendo sus pechos sobre él.
Se separaron un momento, mientras ella lo miraba con una sonrisa.
- Definitivamente estaba muy rica...
- Vos lo estás todavía mas...- exclamó él, lleno de deseo. Empezó a acariciar sus pechos, por sobre la remera, mientras ella se apoyaba contra la mesada, inclinandose para faciliarle la tarea. Pitt empezó a pasar su lengua sobre la tela, notando la forma dura y erizada de sus pezones y exitandose aún más. Delicadamente, mientras ella seguía moviendo sensualmente su cuello hacia atrás, él levantó su remera, tocando y chupando suavemente sus pechos ya sin tela de por medio.
- Mmmmm no pares, pela!- exclamó ella, acariciando su cabeza.
Él sonrió y levantó la vista.
- No! Pero lo vamos a hacer más divertido!- le guiñó un ojo. Tomó el bol que había dejado en la mesa y esparció un poco de crema en los pecho de Lali. Su piel se erizó ante el contacto de la crema fría, pero se relajó cuando él empezó a sacarla con sus labios, saboreando su piel y mordiendo suavemente sus pezones.
- Mmmmmm riquisimooooooooo- exclamó mientras seguía poniendo y sacando crema de la piel de la morocha. Ella se colgó de él, sujetando sus piernas en su cintura, mientras manchaba su remera con la crema que había en su cuerpo. Lo besó, dejando que sus lenguas jugaran juntas, llenas de deseo, mientras él la sostenía acariciando su colita.
Finalmente se bajó, lo tomó de la mano y lo guió hasta su habitación. Una vez allí, lo ayudó a quitarse la remera mientras seguían besandose. Él la recostó, empezando a besar su cuello y bajando cada vez más sobre su cuerpo, hasta llegar a la parte baja de su abdómen y toparse con el short que aún llevaba.
Con una sonrisa en los labios depositó varios besos en el borde del elastico, antes de empezar a sacarselo suavemente. Volvió sobre ella, besándola lleno de deseo, mientras sus manos recorrian todo su cuerpo, tratando de apoderarse de cada parte. Ella acariciaba su espalda, rasguñandolo y apretandolo contra si. Él se encargó de sacarse el jean, para que quedaran en igualdad de condiciones. Ella lo guió para que se sentara en el respado de la cama, mientras se deslizaba a gatas por la cama, mirandolo con su mejor cara de puta. Se acercó a sus labios, apenas rozandolos, y bajo hasta su boxer, quitandolo y metiendose su pija en la boca.
La abría completamente, y bajaba cubriendola lo más que podía, para encerrarla entre sus labios y saborearla más. Su lengua la recorría completamente mientras Peter se retorcía de placer, aferrandose al cabello de la morocha con desesperación.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh DIOS!!! NO PAREEES NENA!!!!! AHHHHHHHHHHHH MAS ADEEEENTRO, DALE CHUPALA BIEEEN, PUTA!!!
Ella le hacía caso, empezando a meterla y sacarla de su boca cada vez a mayor velocidad, mientras sentía que él iba llegando a la cima del placer. Cuando lo vio al borde de la lujuria, se sentó sobre su pija y volvió a besarlo con deseo, mientras frotaba su entrepierna con la pija erecta de Peter. El sostenia sus piernas, para que su pija siguiera en contacto con la humedad de su ropa interior. Finalmente no pudo aguantarse más. Sin dejar de besarla se encargó de correrle la ropa interior y dejar su pija en medio de su conchita. Ella sonrió y se dejó caer, empezando a saltar mientras él acariciaba su espalda y la apretaba contra si, dándole  besos húmedos y frotando sus pechos. Ella movía sus caderas cada vez más rápido. Se apartó un momento él, inclinandose hacia atrás y colocando sus manos sobre la cama para sostenerse mejor, mientras él se deleitaba con sus pechos, que no dejaban de moverse por la  velocidad con que Lali movía su cuerpo. Finalmente los tomó con sus manos, juntandolos y frotando su cara sobre ellos, chupandolos casi con brutalidad mientras ambos llegaban al borde del placer.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH DALE, DALE MI VIDA, YA LLEGO!! UN POCO MAS, PUTA! DALEEEE!!!!!! DALEEE, YO SE QUE TE GUSTA, BEBE!!! AHHHHHHHHHHHHHHHH
Acabaron al mismo tiempo, mientras desaceleraban la velocidad de sus movimientos y se miraban, todavía con lujuria y seducción. El la abrazó, besando su cuello, sintiendo su respiración agitada y disfrutando, aún, de tenerla dentro suyo.
- Creo que voy a comprar una torta en la panadería....- susurró ella con la voz entrecortada, besando sus mejillas y sus labios.- Va a ser dificil descubrir tus dotes culinarios, pela! Me gustan mas tus dotes en la  cama!
Rieron disfrutando la sensación de un deseo cumplido.

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Cande y Vico estaban tirados en el piso, entre almohadones. Ella estaba recostada sobre él, apoyando su espalda en el pecho del morocho, mientras la ayudaba a manejar los controles de la Play. Reían mientras perdían puntos en todos los juegos. Cuando ella probaba por si misma, él aprovechaba para acariciar su cintura o sus piernas. Finalmente dejaron el joystick y siguieron mirando la tele. Por así decirlo.
Vico apartó el cabello de Cande suavemente con su manos, y empezó a besar su cuello, mientras sus brazos la abrazaban. Acariciaba su pancita, con movimientos casi dulces, mientras sus labios se iban deslizando por su espalda, corriendo la tira de su vestidito.
- Ahhhhh- suspiraba ella, mientras él sonreia y seguía con su trabajo. No pudo resistirlo mucho más y sus manos empezaron a bajar más, subiendo su vestido e intentando separa las piernas de la morocha. Ella las abrió, ahorrandole la tarea, y él empezó a acariciar su ropa interior, sin perder el ritmo lento y sensual que llevaban. Empezó a turnarse entre su entrepierna y sus pechos, que acariciaba sobre el  vestido, mientras ella, aún recostada en su pecho, se entrega a sus caricias y al placer que le estaban provocando.
- Ahhhhhh no pares, negri...- dijo en un susurro. Él volvió a sonreir, satisfecho. Sin dejar de besarla, atrajo sus piernas hasta tenerla recostada en su brazo izquierdo. Ella apoyaba sus piernas en la pierna derecha del morocho. La besó mientras se paraba y, alzandola, la llevaba al sillón de su sala. La acostó con delicadeza y, suavemente, se recostó sobre ella, siguiendo con sus besos. Ella lo abrazó con fuerza y él acarició sus piernas, subiendo aún más su vestido.
Cande tocaba la espada del morcho, hasta empezar a sacar su remera. Él sonrió y se la sacó, mientras ella esbozaba una gran sonrisa y acariciaba el torso desnudo de ese hombre que tenía enfrente. Vio sus ojos realmente por primera vez, antes de que se cerraran para volver a besarla, y memorizó el color hermoso y delicado que tenían. Mientras él le sacaba finalmente el vestido ella pensaba que eran los ojos más lindo que había visto en su vida.
Las manos de Vico se resbalaron bajo la ropa interior de Cande y, sin dejar de besarla un solo momento, empezó a tocarla con más entusiasmo, logrando que su conchita se fuera humedeciendo de a poco. Se paró solo un momento, para sacarse el pantalón, y volvió a recostarse sobre ella, cuya temperatura subió del todo al sentir semejante bulto entre sus piernas. Él empezó a moverse sobre ella, mientras ella acariciaba su espada y ambos suspiraban de ansiedad.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
- Ahhhhhhh no me hagas desear más, negri! quiero sentirte dentro mio!- murmuró ella, casi en un ruego.
Él sonrio, mientras sus besos bajaban por sus pechos y llegaban a su pancita. Allí se deshizo de la ropa interior que les quedaba a ambos. Besó su conchita mojada, abriendo sus piernas y pasando su lengua, mientras ella se sostenía del respaldo del sillón, que estaba detrás suyo, y arqueaba la espalda para que él tuviera su concha más cerca. No tuvo que tomarse mucho tiempo porque ella ya estaba muy mojada. Volvió a subir en un camino de besos que terminaron en su delgado cuello y, volviendo a envolverla en sus labios, se metió dentro de ella.
Los vaivénes eran cada vez más rápidos, pero al mismo tiempo suaves, y ella pensó que nunca alguien la había tratado con tanta delicadeza.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiró ella en su oído.
- ¿Te gusta flaqui?- preguntó él con la voz entrecortada, sin dejar de moverse.
- Siiiiiiiiiiiiiiiii me encanta!!! vos me encantas!!!- dejó escapar, mientras sus manos tomaban las mejillas del morocho para darle un beso apasionado.- Ahhhhhhhh no pares negriii!!!! más fuerte!!!!
Ella se entregó a él, mientras se unían en un abrazo y entraban en el más fuerte y dulce placer.

En ese mismo momento, en la casa de la esquina, una chica rubia de ojos claros estaba sentada en la acera, con la mirada brillante, y una lágrima solitaria caía por su mejilla.



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